#3 · Three random things for my third newsletter

Tres cosas aleatorias para mi newsletter número tres.

Para la versión en español haz scroll hasta el final

It will be a quick one for today, three random things for my newsletter number three.

1. Illustrators used to dress better back in the day.

If you could just take a quick peep into my computer you’d be surprised by the name of some of my folders. “empty”, “Unsolved mysteries”, “my dad’s doppelganger”, “Solved mysteries”, “experiment3”, “forgotten kiosks”... Strange folders on which I carefully collect images of very specific subjects.

Sure, maybe I only save one picture in each of them per year, but they have been carefully chosen to make sure they meet the specific criteria.

I’ll share today part of my collection with you: “Well-dressed Illustrators from the past”. And here’s my take on it: on which moment we as illustrators gave up on dressing elegant? Please don’t answer, I know well that this idea of elegance is only the result of looking at it from the perspective of time and they didn’t necessarily dress better. I’m also aware that romantizing the past sometimes brings backs dangerous conservative ideas. But what I do want me to tell me is what weird hard-to-explain folders do you have in your computer, because before all else I’m a very curious person.

Take a look (Uderzo)

Woah (Folc’h)

Stunning (Hergé, but kind of looks like Michael Palin in this picture)

2. Liber

I illustrated this image for Liber which will take place later this year in IFEMA Madrid.

The brief was to create a single image on a plain subtle background so they’d be able to easily adapt it to any size or format. That’s why I ended up doing this straightforward illustration. I concived it as “the book as a meeting point”, because it’s an international and profesional fair, so I did these two persons on opposite pages of the same book about to meet.

3. How I stopped dreaming that I drowned.

For a long time I had two recurring dreams, not on a weekly or monthly basis but more like a two times a year thing. They weren’t nightmares at all, just dreams on wich I was exposed to a very uncomfortable situation.

On one of them I was driving a car without actually having a clue about how to drive. All of a sudden I would be behind the wheel on a moving car in a city and I was desperately trying to stop it by slowing it down without causing an accident. Most of the time I tried to hit something in the most gentle way I could to stop the car. I didn’t realize at the time, but at some point I stopped having that dream.

Dreams, am I right?

The other recurring dream was that I drowned in a pool. It was always in pure darkness, where I felt almost blind, in a huge room with extremely high ceilings (in a monumental way) with the lights out. I never got to reach death, and it wasn't bad enough to wake me up so I just kept at the same point, violently struggling to keep alive. Out of the two maybe this one was the most frequent one, and at some point they also stopped.

Not only did it stopped. Recently I dreamt I was on a bus that fell off a cliff. It was night time and it was pouring rain, I could barely see, but I managed to get off the bus through a window and rescued the driver and the rest of passengers and guided them through a jungle.

That’s when I realized that not only I had stopped dreaming that I drowned but my role in this kind of dreams had drastically switched, from victim to hero. Why?

Then I remembered an Hergé interview from the 60’s on which he spoke about some unpleasant dreams he had on which everything was white. Or as he described it “the beauty and cruelty of white”. The dreams stopped when he completed the Tintin It Tibet book which is set in (you guessed it) Tibet, with mostly white landscapes. So he confronted that “fear” and overcame it. Okay, truth be told he wasn’t afraid of the colour white itself, but rather the guilt of having an affair with another woman. But that is a different story.

And then it hit me, the dreams on which I drove a car stopped the moment I took my driving’s license and the dreams on which I drowned stopped when I took swimming lessons and started swimming regularly. I now this isn’t something new, and also kind of lands into an absurd personal growth story territory, but it almost felt like magic that an improvement in real life has such a profound impact in our dreams.

Bonus track: Here’s a personal illustration I did recently.

Looking back into my illustrations I think I can trace an element that seems to appear often: I just love drawing ruins. Something that isn't there anymore but haven't completely vanished, like a clue that's still there for those whose eyes are sharp enough to notice. Vestiges from another time, lives preceding our own. Maybe it's a projection of my fascination with trying to mentally reconstructing them or my obsession with fixing broken stuff, but I just like the image of people wandering around them, exploring. I imagine it as a silent scene, neutral weather, just like in dreams. Everything is happening inside the person who walks around them.

That's it for my third (and not so brief after all) newsletter. I better leave you now as I have other things to do, I promise I’m doing more than just playing Tears Of The Kingdom, honestly, I swear.

---

Hoy seré breve, aquí van tres cosas aleatorias para mi newsletter número 3.

1. Antes los ilustradores se vestían mejor.

Si pudieseis ver mi ordenador os sorprendería el nombre de algunas carpetas. “vacío”, “Misterios por resolver”, “Doble de mi padre”, “Misterios resueltos”, “experimento3”, “kioscos olvidados”... Carpetas extrañas en las que almaceno cuidadosamente imágenes de temáticas muy concretas.

Vale, tal vez al año sólo guarde un par de imágenes en cada una de ellas, pero han sido atentamente seleccionadas para asegurarme de que reúnen unos requisitos muy específicos.

Hoy comparto parte de mi colección: “ilustradores del pasado que se visten bien”. Y lanzo esta reflexión: ¿En qué momento los ilustradores renunciamos a ser elegantes? No me contestéis, sé perfectamente que esa idea de elegancia me la da verlo con el prisma del paso de los años y que no necesariamente vestían mejor. Y también sé que la romantización del pasado a veces trae de vuelta peligrosas ideas conservadoras. Pero lo que sí que quiero que me digáis es qué carpetas difíciles de explicar tenéis en vuestro ordenador, porque ante todo soy una persona muy curiosa.

Mira mira (Uderzo)

Buah (Folc’h)

Grande (Hergé, pero se parece un poco a Michael Palin en esta foto)

2. Liber

He ilustrado la imagen de Liber que tendrá lugar en IFEMA Madrid.

El brief era crear una imagen sobre fondo plano y sin letra para poder adaptarse a cualquier formato, por lo que hice esta ilustración sencilla y directa. Lo propuse como "el libro como punto de encuentro" al ser un evento profesional e internacional, dos personajes apareciendo por lados opuestos de las páginas. Muy contento con ser el ganador de la convocatoria porque sé que había nivel en las candidaturas.

3. Cómo dejé de soñar que me ahogaba. 

Durante mucho tiempo tuve dos sueños recurrentes, tampoco algo tipo semanal o mensual pero sí cosa de un par de veces al año. No eran en absoluto pesadillas, pero sí sueños en los que me enfrentaba a una situación muy incómoda. 

Una de ellas era que conducía sin tener ni idea de conducir. De repente estaba al volante de un coche en marcha por una ciudad e intentaba pararlo sin causar ningún accidente, a menudo intentaba chocar de forma suave contra algo para detenerlo. Yo no me di cuenta, pero un día esos sueños pararon.

Los sueños, ¿eh?

El otro sueño era que me ahogaba en una piscina. Casi siempre a oscuras y en interior, casi como un salón muy muy grande con techos altísimos pero lleno de agua y con las luces apagadas. Nunca llegaba a morir, y tampoco lo pasaba lo suficientemente mal como para despertarme, simplemente me quedaba en ese estado como luchando por mi vida. Este era quizá más recurrente, y llegado un punto también dejé de tenerlos sin darme cuenta. 

No sólo paró. Hace poco soñé que viajaba en un autobús que caía por un acantilado. Era de noche y llovía de forma torrencial, apenas veía nada, pero lograba salir del bus por una ventanilla y sacaba de ahí a los pasajeros y al conductor y los guiaba después por una especie de selva.

Entonces ahí me di cuenta de que no solo llevaba mucho tiempo sin soñar que me ahogaba si no que mi rol en esa clase de sueños había cambiado de forma radical. De víctima a héroe, ¿Por qué? 

Caí entonces en una entrevista que le hicieron a Hergé en los 60 en la que contaba que durante una época tuvo sueños desagradables en los que todo era blanco, o como él lo describió "la belleza y la crueldad del blanco". Los sueños pararon cuando Hergé terminó Tintín en el Tibet, un álbum ambientado en (lo habéis adivinado) el Tibet, rodeado de nieve, con muchas viñetas mayoritariamente blancas. Es decir, se enfrentó a ese miedo y lo dominó. Vale, también es cierto que en ese caso no le aterraba el blanco en si, si no la culpa por estar teniendo un affair con una mujer, pero eso es otra historia.

Y entonces caí, los sueños en que conducía sin tener ni idea pararon cuando me saqué el carnet de conducir, y los sueños en que me ahogaba se detuvieron tras apuntarme a clases de natación. Sé que esto no es nada nuevo, y que casi suena a historia de superación absurda, pero me pareció casi magia cómo un cambio en tu vida real tiene un impacto tan grande en tus sueños.

Bonus track: Y de propina esta ilustración que hice hace poco y de la que me siento muy orgulloso.

Echando la vista atrás creo que a lo largo de mis ilustraciones hay un elemento que se repite, y es que me encanta dibujar ruinas. Aquello que ya no está pero que no ha desaparecido del todo, como una clave que está ahí para quién tenga los ojos lo suficientemente afilados como para fijarse en ella. Vestigios de otro tiempo, vidas anteriores a la nuestra. No sé si tiene que ver con una fascinación que tengo por tratar de recomponerlas mentalmente y de mi obsesión por reparar cosas rotas, pero me gusta la imagen de personas recorriéndolas y explorándolas. Lo imagino siempre como una escena silenciosa, ajeno a ningún clima, como en los sueños, y en la que todo lo que sucede está dentro de la persona que las recorre.

Hasta aquí mi tercera (y al final no tan breve) newsletter. Me despido aquí porque tengo cosas que hacer, prometo que estoy haciendo más cosas a parte de jugar a Tears Of The Kingdom, de verdad, lo juro.